jueves, 20 de octubre de 2016

1984 - George Orwell (Eric Arthur Blair) ***** (5/5)

1984 - George Orwell (Eric Arthur Blair)

Género: Ciencia Ficción, N. Distópica, Política, Filosofía

Autor: https://es.wikipedia.org/wiki/George_Orwell

Sinopsis: 

Winston Smith, membro del partido, ciudadano inmaculado y sumiso, siente dudas. La compra casual de un objeto prohibido, un diario, le conduce a una serie de acciones que no sólo le sitúan al margen de la ortodoxia del partido, sino que lo excluyen de la sociedad en la que "vive", la sociedad distópica de 1984.

Sobre la obra:

Se trata de la obra más sobrecogedora que ha caído en mis manos a lo largo e mi vida. Un compendio de profecías, escritas en los años cuarenta que de forma sibilina han ido haciendo realidad nuestros enemigos invisibles sin prisa ni pausa hasta nuestros días, en los que, con sutiles matices, la sociedad que el autor describe se ha materializado de una forma casi absoluta.

Durante la lectura, muchas han sido las profundas reflexiones a las que me ha conducido la trama, entre ellas la duda incipiente de si este "ensayo" ha resultado profético o ha servido como manual para inspirar a las "élites" los protocolos a seguir para conseguir la sociedad en la que hoy vivimos.

Los paralelismos son innegables, las asociaciones, completamente inevitables: Las "telepantallas" de la obra de Orwell recuerdan de forma indisociable a nuestros dispositivos móviles y el control que su software realiza sobre nuestros más mínimos gestos, capaces de precognizar nuestros gustos, intereses o acciones futuras. 
La eterna guerra entre Eurasia y Oceanía o Esteasia que se alumbra en la novela, tan variable, confusa plagada de enemigos indefinidos y cambiantes y la actual entre occidente y el mundo árabe, que orbíta entre  organizaciones poco definidas, cambiantes, indefinidas, misteriosas, con líderes mesiánicos e intangibles (OLP, AL Qaeda, ISI, DAESH, Bin LAden, Arafath,Los talibanes...) 
La influencia de la cultura del partido sobre la conducta sexual desprendiéndolo de su naturalidad y mecanizándolo del mismo modo en que lo hace la actual influencia del cine, la televisión, la publicidad e Internet, imbricando la pornografía mas o menos intensa en cada acto humano, desde la compra de un detergente hasta el porno explícito.

La familia hoy, como en la obra de Blair, comienza a ser una sombra difusa de lo que fue, desprovista del sentimiento de unión, solidaridad y unidad de otro tiempo. 
La vecindad es una circunstancia casual y sin contenido en la que bajo la superficie somos todos anónimos. 
La envidia, sustituye al concepto de obediencia hacia el partido a la hora de denunciar o atacar a nuestro prójimos. 
Los dos minutos de odio y la semana del odio, equivalen a las erupciones de ira controlada que se nos proporcionan con los mas variados motivos, tales como el futbol, los realities, videojuegos...
Los enemigos y los traidores al partido, encarnados en los protagonistas de los casos de corrupción.
La banalización de las tragedias humanas, sobreexponiendonos a ellas hasta el hastío para despues facilitarnos corrientes de activismo de menor entidad y más controlables desde el poder, formando idearios de carácter aparentemente social y conflictos menores.

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