miércoles, 15 de febrero de 2017

LA TEMPESTAD Juan Manuel de Prada 0 (0/5)

LA TEMPESTAD Juan Manuel de Prada

Género: Intriga, policíaca.

Autor: https://es.wikipedia.org/wiki/Juan_Manuel_de_Prada

Sinopsis: 

Con objeto de continuar una investigación que le obsesiona y de la que es fruto su tesis doctoral, el protagonista se desplaza becado a Venecia donde, nada más aterrizar se ve involuntariamente envuelto en un crimen que lo conducir´por derroteros inesperados.

Sobre la obra:

Esta es la primera obra que cae en mis manos escrita por JM de Prada, al que únicamente conocía y admiraba por sus colaboraciones en medios de comunicación como la radio y la televisión.
Su precocidad como autor y el reconocimiento que le precedía, me habían ayudado a formarme una opinión tal vez un tanto idealizada del escritor. Esperaba digamos, un Umberto Eco español e insultantemente joven. Me había armado de valor para abordar su novela pues esperaba toparme con las colecciones de cultismos y de abigarradas descripciones del italiano y que autores como Umbral o Norfolk (aunque en las antípodas uno del otro) tienden a cosechar.
Nada más lejos. Mi decepción no ha sido poca al verme describiendo esta obra como soez, pretenciosa, con más oropel que contenido, sobrevalorada y más ...

El autor demuestra una habilidad innegable para incomodar con sus reiteradas, monocordes e intempestivas alusiones al sexo. Un sexo degradado, soez, aburrido y poco creíble con cuya fórmula dota a su personaje principal al que consigue convertir, si se le unen otros atributos expuestos como la mezquindad, la cobardía, la petulancia y la estultez más absoluta y otros, de la capacidad para mostrarse como un perfecto y redondo gilipollas.

El lenguaje empleado en la obra oscila entre aburrido y procaz, nada lírico, con estadíos propios de panegírico con ínfulas. Abusa de epítomes innecesarios y desubicados, cae frecuentemente en la reiteración, confunde significados que atribuye precipitada y torpemente, abusa e incluye metáforas borrascosas...
Un desastre. Uno de esos libros que alargan sus páginas como sombras en el crepúsculo, como tardes de domingo junto a un velado. Recordaré de esta obra, el esfuerzo ímprobo que me costó no abandonar su lectura.

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