martes, 21 de agosto de 2018

MI LUCHA - Adolf Hitler

MI LUCHA - Adolf Hitler

Género: Ensayo

Autor: https://es.wikipedia.org/wiki/Adolf_Hitler

Sobre la obra:

Mucho se ha discutido el ideario de AH, más pocos se han tomado la molestia de leer su opera prima y testamento, este libro.

Desde la cárcel, donde forjaba un carácter más pragmático y calculador, el ya por aquel entonces líder del partido nazi postula sobre dos cuestiones fundamentales, su ideario y el mito de sí mismo.

Todavía impregnado de la inocencia y la frescura de una cierta juventud marchita, Hitler se muestra a veces tal cual es y otras tal y como gusta de verse.
Entre la farragosa amalgama de autobombo, radicalismo exacerbado y despropósitos, encontramos también alguna perla que aun hoy, podemos entender, aceptar, e incluso aplicar.

Leído sin prejuicios y entendiendo el contexto histórico en el que se desarrolla podemos aceptar que tras el mito (demoníaco para el ideario actual) se esconde el hombre. Un líder político hijo de su tiempo y de su entorno, que (por más que nos pese) alternó grandes ideas y grandes delirios.

Como los líderes de su tiempo, extremó sus ideales hasta elevarlos por encima de cualquier persona o cosa que no fuese él mismo. No fue distinto en este aspecto a Stalin, Lennin e incluso a Churchill o De Gaulle. Sólo distingo una honrosa excepción de los que en aquel tiempo dominaron la tierra, el inefable F. Delano Roosevelt, a quien admiro profundamente.

Miserias humanas como Benito Mussolini o Franco, (por los que el resto de los mencionados sentían un secreto pero profundo desprecio) no caben en la lista, puesto que al contrario que los anteriores, que realizaron grandes obras y tuvieron grandes ideas como también obras infames e ideas monstruosas (sin que , desde luego, la proporción entre unas y otras pudiese asemejarse entre ellos), estos miserables dictadores nada hicieron sino ser los peones necesarios en el juego de fuerzas mayores y más capaces y, en el camino, destruir a sus pueblos y sus naciones.

En "Mi lucha", Hitler deja claras sus más exacerbadas inquietudes; la recuperación de Austria para la nación alemana, su odio cerval hacia el marxismo y su necesidad de reivindicarse a sí mismo.

Hasta aquí parece nada más que el relato contado.

No obstante, en ,lo que parece un arrebato de sinceridad (probablemente interesada) el futuro fhurer
confiesa los pasos que lo llevaron de la moderación al radicalismo mediante una pintoresca epifanía.

Hitler se muestra a sí mismo como un líder obrero, protector de los humildes y los trabajadores, de las mujeres, de los alemanes de a pie.

" En ninguna ciudad alemana podía estudiarse mejor que en Viena el problema social .
Pero no hay que confundirse, este estudio no puede llevarse a cabo desde arriba porque aquel que no haya estado al alcance de la terrible serpiente de la miseria jamás llegará a conocer sus fauces ponzoñosas. Cualquier otro camino sólo conduce a la charlatanería banal o a una fingida sentimentalidad."

Hitler desacredita así de un plumazo a toda la clase política de la época, (con razón y convencimiento o sin ellos) y se coloca de partida como un salvador válido y consciente de los problemas del pueblo que ha de apoyarle.

"No se que será más funesto, si la actitud de no querer ver la miseria , como lo hace la mayoría de los favorecidos por la suerte o encumbrados por su esfuerzo, o aquellos , no menos arrogantes y a menudo faltos de tacto, pero dispuestos siempre a dignarse a aparentar que comprenden la miseria del pueblo."

"No cabe en el criterio de tales gentes comprender que una acción social no puede exigir el tributo de la gratitud porque ella no prodiga mercedes sino que está destinada a restituir derechos."

El sueño de cualquier obrero humillado, que se reconozca su trabajo y lo fundamental de su aportación a la sociedad y no deba por tanto mendigarlo.

"Solo se puede luchar por lo que se quiere, se quiere lo que se respeta y se puede respetar unicamente lo que por lo menos, se conoce."

Y Hitler se daba a conocer mediante el Mein Kampf, pronto se "haría respetar.

La obra "magna".

El autor inicia la crónica resaltando orgullosamente su origen Austriaco, como ciudadano del glorioso imperio Austro-Húngaro acompañada por una hagiografía paterna exaltada en quien dice ver encarnados los más altos valores alemanes; una inquebrantable voluntad, un inagotable amor por el sacrificio y la preclara y luminosa fijación por un objetivo.
Declama; "Porqué Austria no tomó parte en esta guerra con Alemania? ¿Acaso no somos todos lo mismo?" no pudiendo ocultar su desesperación al respecto.

Durante su estancia en Viena, huérfano, solitario y con unos ingresos exiguos, comienza a trabajar como peón, donde entabla relación con los obreros del ramo y su sindicato (marxista) al que es invitado a adherirse. Rechaza la oferta y sostiene ardorosos debates con los líderes del mismo durante los cuales aprende a odiar esta ideología política. Fiel a sus costumbres y temeroso de ser "desarmado" en las discusiones, se documenta amplia y profusamente sobre el marxismo y desarrolla sus herramientas para discutir con los lideres sindicales hasta que estos comprendiendo su inferioridad intelectual desesperan y le anuncian su intención de escoger "la vía del medio".
Invitado a despedirse "si no quiere caerse del andamio" Hitler renuncia a su puesto viendo peligrar su integridad y su vida y germina en el un odio cerval al Marxismo.

"Lo negaban todo: la nación no era otra cosa que una invención capitalista; la patria, un instrumento de la burguesía destinado a explotar a la clase obrera, la escuela , una institución para educar esclavos y también amos; la religión, un recurso para idiotizar a la masa predestinada a la explotación, la moral; signo de estúpida resignación, etc. No había pues nada que no fuese arrojado por ellos al lodo más inmundo."

Hitler, fuertemente dogmático, desespera ante estas gentes descreídas. No contempla la persuasión de las masa y el sistema de recompensas. Solo la represión le resulta un método aceptable.
"El método del terror en los talleres, en las fábricas, en los locales de asamblea y en las manifestaciones masivas será siempre coronado por el éxito mientras no se le enfrente un terror de efectos análogos."

De todos modos, Hitler, bien sea por sincero convencimiento o de un modo utilitarista de su obra, justifica a los obreros que se adhieren al movimiento:

" Como consecuencia del hecho de que la burguesía en infinidad de casos, procediendo del modo más desatinado e inmoral, oponía resistencia hasta a las exigencias más humanamente justificables, aun sin alcanzar o esperar obtener siquiera provecho alguno de su actitud, el más honesto obrero resultaba impelido por la organización sindicalista a la lucha política."

Hitler bascula la responsabilidad de las revueltas y la descarga sobre la burguesía a la que culpa de la situación por sus abusos y su codicia.



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