sábado, 3 de marzo de 2018

NOVELA DE AJEDREZ - Stefan Zweig *** (3.5/5)

NOVELA DE AJEDREZ - Stefan Zweig

Género: No ficción

Autor: https://es.wikipedia.org/wiki/Stefan_Zweig

Sinopsis: En un viaje en tren, el narrador se encuentra felizmente atrapado en medio de varios personajes insólitos. Cada uno de ellos, a su manera representan los fenotipos humanos que han estado permanentemente en guerra por la supremacía de nuestra sociedad. La visión del narrador- autor sobre el imposible triunfo de la excelencia y la gallardía nos da una visión pesimista de nuestras élites.

Sobre la obra: Relato largo, o novela corta que viene a describir con maestría el carácter de nuestros "triunfadores". El resultado visible de este proceso de selección natural "alterado" que nos hemos terminado dando.
Dos clases de cretino dominan el mundo: El cretino Czentovic, es un imbécil infradotado de libro, sin ninguna oportunidad de medrar en una sociedad sana que a pesar de sus carencias y en virtud de su único talento, uno sólo, se convierte en esa clase de "héroe" o celebridad que haciendo bien una sola cosa, solo una y poco útil más allá del mero entretenimiento colectivo, amasa ingentes cantidades de dinero, respeto social y odio envidioso. La triada que acompaña al éxito contemporáneo. Volveremos sobre este personaje más tarde, después de describir al otro fenotipo descrito en estas líneas de Zweig, el cretino insolente.
Más abundante, y más generoso en matices, el cretino insolente vive precisamente de su peor cualidad, la arrogancia. No tanto la que dispensa a los demás, sino con la que se gobierna ante las dificultades. Nada se le da demasiado mal, aunque no detenta ningún talento destacable, pero dispone de una valiosa e ilimitada valentía, a menudo sostenida por la ignorancia que le impele a abordar todas las tareas que se le presentan con la total confianza en cumplirlas y de hacerlo con la mayor eficacia y brevedad, lo que a menudo, a causa de alguna ley desconocida de nuestro universo, consigue.
Esta es la aristocracia de nuestra sociedad, la bien querida y siempre admirada casta de los lideres. Abundante, generosa, confiada. Se reconocen y colaboran instintivamente, se aprecian sinceramente. Forman una red poderosa y firme que domina el mundo.
Apenas queda espacio en este mundo para el siguiente fenotipo, el que , en mi opinión, admira secretamente Zweig. El de los destinados. Estos sujetos, nacidos ya en el seno de una familia meritoria, una de esas familias que por su discreción no atraen para sí la atención y los halagos que sus capacidades mereciesen, que ocupan espacios en la administración de nuestra sociedad a menudo tan imprescindibles como grises e ignorados, están condenados a padecer todos los cambios, los colapsos y vaivenes de nuestro mundo de la forma más cruel posible. Se les encuentra siempre en los lugares más comprometidos cuando el mundo tiembla, junto a la sima abierta por el terremoto y alli padecen o perecen, y si es lo primero, arrastran la marca.

Zweig enfrenta a estos tres modelos como en un experimento de física, y el resultado, como en la física responde a las previsiones con fría certeza matemática.
El cretino insolente destaca primero y más tarde se hace a un lado, a tiempo de sobrevivir a sus carencias. El destinado perece, víctima de sus traumas y la falta de verdadera justicia y el cretino infradotado, el estúpido cíclope de un sólo talento triunfa. Se hace con la cruel victoria y con las palmadas en el hombre. Atrae para sí toda la falsa admiración de los proverbiales palmeros de turno y pasa una pantalla más.
Antes del fin de su tiempo, será un juguete roto. Padecerá mil tormentos y morirá sólo o escoltado por un Sancho Panza obstinado, pero por ahora ha vencido.
Al final de toda contienda en la actualidad solo hay futuro para cretinos insolentes, y cretinos taimados; estos últimos, Zweig no los ha tratado.

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